martes, 16 de junio de 2015

Híspalis.


Mestiza de culturas antiquísimas, donde occidente y oriente se hicieron el amor. Seductora sutil, ciudad fluyente, abierta y en apariencia alegre y ruidosa. Mestiza por vocación, y fina y fría por cultura, ajedrez del espíritu y la carne. Llana y celeste Híspalis construida sobre palos por un Dios. Soy muy vieja y muy joven, desconcertante, nunca identificada, quizás, ni siquiera existo, pero no hay otra; me llamo Sevilla.



Culturas y tradiciones de nuestra ciudad.

Por Sevilla han pasado distintas culturas que han contribuido a formar gran variedad de costumbres y tradiciones propias de la tierra, así lo demuestra su historia.
Las costumbres y tradiciones en Sevilla están marcadas por el gran número de visitantes de otros lugares del mundo que pasan sus vacaciones aquí para conocer nuestras fiestas.
Las fiestas son de carácter religioso. A destacar la Semana Santa en la capital y en muchos pueblos de la provincia de Sevilla. Esta se representa por procesiones de la Pasión de Jesucristo durante días. La de Sevilla es muy conocida.
Otras fiestas y procesiones importantes son la Cabalgata de Reyes, Las Cruces de Mayo, Corpus Christi, carreras de caballos.
También se celebran romerías, como el Rocío. En Sevilla se vive intensamente el Rocío, aunque esta romería tenga lugar en Almonte - Huelva.
Las ferias surgieron para que los habitantes del lugar pudieran comprar o vender productos artesanales, agrícolas y ganaderos. Hoy día la gente sólo va a ellas a divertirse, tiene carácter festivo. La Feria de Abril de Sevilla se celebra en primavera.
El cante flamenco tiene un origen muy antiguo y presenta un abanico como, el fandango, soleá, martinete y seguirilla. El baile flamenco se presenta junto al cante flamenco. Se baila por bulerías, sevillanas, alegrías. No sólo se baila en la Feria de Abril, también el Rocío, en los patios de las cruces de Mayo.
El tiempo en Sevilla acentúa los acontecimientos y la vida. Elemento más que perfila y conforma la visión de la ciudad. Se amorra en la de los patios sevillanos, y despierta con la luminosidad de sus calles y plazas. En el silencio de la Catedral y en las noches con olor a azahares, despierta con multitud de leyendas o suaviza las tertulias ante unas copas de vino. El vino es todo un rito en esta ciudad. Acompaña al baile, al cante, a la buena mesa.
Las costumbres en Sevilla son como tradición artesanal, se elaboran productos como lo hacían en épocas más antiguas, son piezas apreciadas por su belleza y calidad. La artesanía del mimbre extendida por toda la comunidad. Alfareros en el Barrio de Santa Cruz y en el Barrio de Triana. El trabajo del cuero (guarnicionería) muy importante en Sevilla. Artesanos textiles que elaboran bordados, encajes, mantillas, abanicos, trajes de flamenca, mantones muy apreciados. La cerámica andaluza, variada y rica, se utilizan aún técnicas árabes. Trabajos en madera, la guitarra y las castañuelas.
Arraigado en nuestra cultura y tradición de gran interés turístico e internacional, es la tauromaquia. Representación más moderna las corridas de toros tanto a pie como a caballo.


Viviendo la Cuaresma desde otro punto de vista.

Así se vive la Cuaresma sevillana bajo las trabajaderas.


Historia, Iglesia de Santa María Magdalena.

Conocida popularmente como la iglesia de la Magdalena, es un templo religioso de culto católico bajo la advocación de Santa María Magdalena, que se encuentra en la ciudad de Sevilla. Fue la antigua iglesia del convento dominico de San Pablo el Real, obra del arquitecto Leonardo de Figueroa, y constituye un magnífico ejemplo de arquitectura barroca sevillana del siglo XVIII. Actualmente es parroquia y sede de la Hermandad Sacramental de la Magdalena, de la Hermandad de Nuestra Señora del Amparo, de la Hermandad de La Quinta Angustia (Jueves Santo) y la Hermandad del Calvario (Madrugada).


El origen de la parroquia de Santa María Magdalena se remonta a la conquista de Sevilla por Fernando III el Santo, rey de Castilla, en el año 1248, momento en que se dividió la ciudad en 24 collaciones o parroquias. Esta primitiva iglesia fue destruida en 1811 durante la invasión de España por las tropas napoleónicas, conociéndose muy poco de sus características, tan solo algunas referencias escritas. Posteriormente se decide el traslado de la parroquia a la iglesia del convento de los dominicos situada muy próxima a la anterior. A mediados del siglo XIX se constituye definitivamente en parroquia, tras el abandono por los dominicos del convento anexo como consecuencia de las leyes de desamortización. Esta iglesia fue construida por el arquitecto Leonardo de Figueroa entre los años 1691 y 1709 sobre los restos de otra más antigua de origen medieval. En su exterior, el templo posee tres puertas, en una de ellas que comunica con el crucero, se encuentra una escultura de Santo Domingo de Guzmán atribuida a Pedro Roldán. La segunda que es la que se utiliza normalmente para acceder a la iglesia, está flanqueada por pilastras sobre las que se levanta un arco de medio punto rematado por esculturas. Es la primitiva puerta mudéjar del templo que fue remodelada en el siglo XVII. La portada de los pies que da a la calle Cristo del Calvario, es la más interesante desde el punto de vista artístico, si bien se utiliza en contadas ocasiones para el acceso a la iglesia. Está rematada por una magnífica espadaña realizada en 1697 y restaurada en el siglo XX. Bajo la misma se encuentra un gran óculo rodeado por pequeñas esferas de color azul que simbolizan los misterios del rosario. A ambos lados sendos relojes de sol. Sobre la portada se sitúa una escultura de Santo Tomás de Aquino. En su interior, consta de tres naves longitudinales, una transversal, cinco capillas, y el presbiterio. En la nave central, destaca la cúpula octogonal que se remata con una linterna y está decorada en la parte exterior con figuras escultóricas que representan indígenas americanos que simbolizan el importante significado que tuvo la Casa Madre dominica para los territorios americanos de la corona española. Todo el conjunto está rematado por una corona real de hierro forjado. A ambos lados del presbiterio, se pueden contemplar sendas portadas de mármol rojo, decoradas con columnas salomónicas y las representaciones escultóricas de la Esperanza y la Caridad. Situada a la izquierda del vestíbulo del templo, está formada por la unión de tres antiguas capillas, la de los Medina, la de Rosales y la de los Gómez de Espinosa, las cuales se unieron, cerrándose su comunicación con la nave principal para adquirir el aspecto que ofrece en la actualidad. Destaca este espacio por sus tres interesantes bóvedas ochavadas decoradas con lacerías que datan de alrededor de 1400. Constituye por lo tanto un reducto del primitivo templo mudéjar.

Hermanos Villanueva.

Capataces de Sevilla, hermanos Villanueva.


domingo, 14 de junio de 2015

Historia, Plaza de España.

La Plaza de España de Sevilla constituye un conjunto arquitectónico encuadrado en el Parque de María Luisa, configura uno de los espacios más espectaculares de la arquitectura regionalista. Se construyó como edificio principal de la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929 y en sus bancos aparecen representadas todas las provincias de España en paños de azulejos, así como los bustos de españoles ilustres en sus muros.


La Plaza de España constituyó el proyecto más emblemático de la Exposición Iberoamericana del año 1929. Fue proyectada por el arquitecto sevillano Aníbal González, que también era arquitecto director del evento expositivo, fue ayudado por un buen conjunto de colaboradores, entre los que se encontraban el ingeniero José Luis de Casso y el arquitecto Aurelio Gómez Millán. Las obras de construcción comenzaron en el año 1914, siendo la primera piedra colocada por Alfonso XIII, y resultando el proyecto más ambicioso y costoso de la Exposición, llegando a trabajar en su construcción mil hombres al mismo tiempo, puede resultar asombroso, cómo una ciudad en situación económica difícil en esos años, se embarcó en un proyecto de semejante magnitud. Algunos aspectos del proyecto suscitaron algunos rechazos, la Academia de Bellas Artes se opuso a la altura prevista de las dos torres que podían rivalizar con la Giralda y el arquitecto francés Jean-Claude Nicolas Forestier, diseñador del Parque de María Luisa, rechazaba la construcción de la ría que rodea la plaza, para una ciudad con gran escasez de agua como Sevilla. En 1926, tras la dimisión de Aníbal González de su cargo de director de la Exposición debido a continuos recortes en el presupuesto, asume la finalización del proyecto el arquitecto Pedro Sánchez Nuñez. Por su parte, es el arquitecto Vicente Traver quien termina los cerramientos del recinto y añade la fuente del centro de la Plaza. La construcción de la plaza fue auditada por el propio Rey Alfonso XIII, que se hizo a sí mismo responsable de vigiliar la adecuada marcha de buena parte de proyectos de la Exposición. En 1928, el mismo Alfonso XIII despachó varios asuntos en la Plaza relativos a la construcción de pabellones y, al contemplar el conjunto de la Plaza de España, afirmó: "Señores, yo sabía que esto era bonito, pero no tanto".


La plaza es de grandes dimensiones (200 metros de diámetro), tiene una forma semielíptica, que simboliza el abrazo de España y sus antiguas colonias y mira hacia el río Guadalquivir como camino a seguir hacia América. Su superficie total es de 50 000 m² cuadrados aproximadamente, de los que 19 000 están edificados y los 31 000 restantes son espacio libre, está bordeada por un canal que recorre 515 m y es atravesado por cuatro puentes. Los edificios que envuelven la plaza se estructuran en un edificio central, alas con edificaciones intermedias que compensan una excesiva longitud y torres en los extremos. Esta planta responde de forma muy cercana al esquema formal del tipo de villa palladiana con alas curvas, como la Villa Badoer de Fratta Polesine o Villa Trissino en Meledo, mostradas por el arquitecto italiano Andrea Palladio en sus Cuatro libros de la arquitectura, que Aníbal González conocía. La construcción está realizada con ladrillo visto y amplia decoración de cerámica, artesonados, hierro forjado y repujado y mármol labrado, que dan al conjunto un ambiente renacentista, según los escritos de Aníbal González su inspiración para diseñar la plaza había sido el Renacimiento español, modernizándolo. Las dos torres que flanquean la plaza que proporcionan un ambiente de estilo barroco miden 74 metros de altura, y crearon disgusto entre los académicos por rivalizar en altura con la Giralda. La fuente central, obra de Vicente Traver, ha sido muy cuestionada porque rompe la rotundidad de vacío de la plaza. El canal que contiene es cruzado por 4 puentes que representan los 4 antiguos reinos de España (León, Castilla, Aragón y Navarra). En las paredes de la plaza se encuentra una serie de 48 bancos que representan a cuarenta y seis provincias españolas peninsulares -todas excepto Sevilla- y los dos archipiélagos -Canarias y Baleares-, con su escudo, mapa y un paño de azulejo pisano con hechos históricos destacados de la provincia o archipiélago representado, colocados en orden alfabético. Estos bancos se encuentran en cuatro tramos, y al principio y final de cada uno de ellos, se encuentra un paño de azulejo pisano relativo a la provincia de Sevilla. Otros detalles a destacar de la obra son sus múltiples relieves realizados todos por el escultor Pedro Navia, pudiéndose contemplar: Seis ventanas renacentistas. El escudo de Sevilla adornando la puerta de Navarra y Aragón. Las 24 águilas imperiales con el escudo de su majestad Carlos I. Los 48 medallones con el busto de españoles ilustres sobre cada arco que comprende cada provincia. Los cuatro heraldos de tres metros de altura, representando a los antiguos reinos, flanquean las dos torres que encuadran el palacio situado en el paseo superior del recinto. En los últimos años, la plaza de España ha sufrido un importante proceso de restauración que finalizó el pasado 17 de octubre de 2010 con una serie de actos conmemorativos para su reinauguración. Con estas actuaciones se pretendió recobrar la imagen con la que fue concebida por su autor, Aníbal González para la Exposición Iberoamericana de 1929, incluyendo la recuperación de veinte farolas de cerámica y de fundición que, imitando a las que entonces formaron parte de la plaza y que luego desaparecieron, jalonan de nuevo sus balaustradas. Así mismo, se recuperó la ría con su llenado e instalaron sobre ella sus tradicionales barcas de alquiler. Meses después de la restauración fue colocado un monumento al arquitecto Aníbal González frente a la plaza.

El toro bravo.

Mamífero rumiante, la cabeza gruesa armada de dos cuernos, y la piel dura con pelo corto y cola larga, es fiero cuando se le irrita, así se define a uno de los animales característicos del paisaje andaluz.
A continuación, un reportaje sobre el toro bravo.